domingo, 23 de agosto de 2009

La calidad bien entendida

En una entrada anterior hablaba de cómo una mejora tecnológica puede no venir acompañada de una mejora de la calidad debida a la complicación de su uso. Paradojas modernas. A la luz de esa entrada y de esta otra sobre el consumismo es que escribo la de hoy.

Voy a considerar otros aspectos que inciden en la falta de calidad de buena parte de las cosas que consumimos. No solo hay comida basura, también tenemos música intrascendente, ropa que dura dos días, turismo de masas, educación mediocre, telebasura, aparatos de usar y tirar, literatura barata, películas de serie B, bienes de todo a 100, …

Propongo la siguiente explicación. Pongamos que tenemos un mundo (acaso pre-industrial) donde es posible tener un bien de calidad por 100 y uno de poca calidad por 30. En este mundo algunos optarán por uno u otro según sus gustos y su renta. Pongamos ahora que la cosa cambia (acaso haya una revolución industrial), de manera que es posible obtener el bien de calidad por 80 y el de poca calidad por 1. En este mundo, de nuevo, la gente optará por uno u otro según preferencias y renta, como antes.

Habrá, sin embargo, una diferencia crucial: el bien de poca calidad se ha hecho mucho más barato en comparación con el de calidad. Para unas preferencias razonables de los individuos, se demandará una proporción mucho mayor de bienes de poca calidad en relación a los que se demandaban antes del cambio en los precios (debidos a cambios en los costes de fabricación). En este mundo post-industrial habrá más de todo (de mucha y poca calidad), pero en proporción habrá más bienes basura, de poca calidad, de usar y tirar.

El mundo es, ni que decir tiene, mucho más complicado que lo esbozado anteriormente. Las mejoras tecnológicas no solo sirven para abaratar costes, sino para crear otro tipo de bienes, habrá también calidades intermedias,…, pero creo que este modelo súper simplificado nos puede dar una primera explicación de lo que está pasando.

En este modelo que he propuesto, no tiene por qué ocurrir que en todos los aspectos estemos rodeados de mediocridad. Algunas personas buscarán ropa de calidad, mientras otras vestirán con prendas que duran unas pocas semanas de uso. A otras les preocupará el buen yantar y se gastarán ahí sus cuartos, pero les importarán un pimiento oír música en condiciones, por ejemplo. Otras darán prioridad a la buena educación. Algunas personas melómanas oirán música bien grabada y en buenos equipos. Otras estarán satisfechas con oír música de cualquier manera, con auriculares y en el metro, o con los altavoces baratos de un ordenador. Habrá quien quiera amueblar y decorar su casa con muebles y objetos artísticos de calidad, otros se conformarán con muebles sencillitos y con souvenires made in China.

Cuando hablo de calidad no me refiero a comer en El Bulli ni tener un Picasso en la pared o vestir prendas pijas. Lo que digo vale perfectamente para una calidad aceptable. Cuando viajamos, por un par de cientos de euros suele ser posible comprar algún objeto de buena calidad de los artesanos locales o, con ese mismo dinero, comprar un montón de recuerdos baratos. En lo culinario, por un poco más de tiempo o dinero, es posible comer mejor (tanto cuando uno cocina como cuando come fuera), pero claro, es tan fácil poner una pizza en el horno o freírse unas croquetas congeladas…

Difícil nos lo pone el mundo moderno para tener calidad en todo. Requiere un poco de conocimiento y de disciplina poder abstenerse de la cantidad para mejorar la calidad y disfrutar con ella.

Sic transit gloria mundis.

9 comentarios:

  1. La renta es finita para el gran publico, y las facetas del consumo amplias. Maximizar la utilidad de esta renta le hace al sujeto economico invertir en los bienes que ofrecen una mayor pendiente utilidad/precio, que en general se consigue con calidades bajas y accediendo a un mercado amplio. Vease ¿que es mejor espagetis y despues cine, cordero y nada, o ayunas y teatro?.

    De todos modos no me hubiera atrevido a poner El Bulli como ejemplo de calidad :D

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  2. Iñigo:

    Tienes razón en que esa es la manera en que se comporta el consumidor. No quería entrar en tantos detalles para no alargar la entrada y porque me parecía que con lo dicho de los costes era más que suficiente.

    Con todo,lo que tengo en la cabeza y quería plasmar en la entrada se refería a las situaciones como

    -tener y oír mucha música, pero en malas condiciones

    -consumir mucha comida, pero de mediocre calidad

    ...

    En el caso de la música, gracias a las nuevas tecnologías que la hacen barata y disponible, podemos oír mucha música, lo que hace que mucha la oigamos en condiciones subóptimas de calidad. En el caso de la comida, las tecnologías nos permiten ahorrar tiempo en su elaboración, pero, de nuevo, a cambio de una merma en la calidad.

    Por supuesto que si uno va con el dinero justito por la vida, apenas tiene posibilidades de darse gustazos de calidad.

    Mi entrada era sobre la opción entre muchas cosas de calidad pobre frente a pocas de calidad (ambas asequibles y ambas suficientes para satisfacer necesidades básicas), no entre una cosa de un bien de poca calidad frente a uno de calidad (en cuyo caso la primera opción cuesta menos).

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  3. José Luis:

    Creo que aquí hay un par de factores que faltan para comprender la situación: la capacidad de cada persona para apreciar la calidad y la valoración subjetiva de la calidad.

    Lo primero y obvio de todo estudio sobre seres humanos y, probablemente, sobre cualquier cosa, es que la igualdad no se puede presumir. En todo grupo hay variabilidad o, al menos, es la situación que podemos establecer como de partida, siendo labor del investigador probar la igualdad. Y la calidad de los productos o servicios no sólo es algo objetivo, como la duración sin fallos, sino que implica una apreciación meramente subjetiva.

    Es un hecho que hay gente que no es capaz de valorar mejor una grabación musical perfecta que un mp3 comprimido. De hecho, la relación entre la calidad y la compresión hace que un mp3 del doble de tamaño no nos parezca el doble de bueno y hay gente que pone el límite de lo admisible realmente abajo.

    Así que habrá gente que no ve razonable gastar en un vino de 30 € la botella cuando apenas lo podrá diferenciar de uno de 3€ y sin garantías de que el de 30 le parezca realmente mejor.

    En la escala más baja de los gustos es donde se da la "x-basura" generalizada y es poco probable que un amante de la ópera prefiera vino de tetra brick a un reserva razonable o que alguien capaz de disfrutar con la tele basura vea algo malo en la comida basura, el turismo basura y demás basura.

    Los estudios sociológicos parecen probar que los casos de obesidad son más frecuentes en las capas sociales de menor renta, que quizá no sorprendentemente, también son las menos preparadas, las que tienen una menor probabilidad de ascenso social y las que parecen atraer todas las desdichas como un agujero negro.

    Un saludo.

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  4. Ferreira, la entrada se comprende bien y descrive un fenomeno economico tipico. El articulo en su conjunto y en particular los 4 primeros parrafos piden una explicacion racional del fenomeno dentro de la teoria economica.

    La curva utilidad/calidad de un bien (la calidad suele ser proporcional al precio) tiene en general tres zonas: una 1º con un pendiente muy baja creciente que corresponde a los bienes de pesima calidad, una 2º donde la pendiente es maxima y una 3º donde la pendiente es decreciente. El consumidor en cualquier caso optara por adquirir los bienes en 2º tramo y maximizar la utilidad de su dinero, pasando a consumir otra unidad de consumo extra en el momento en el que pueda permitirse el 3º tramo.


    Mi entrada era sobre la opción entre muchas cosas de calidad pobre frente a pocas de calidad

    Es una consecuencia de lo que expuesto

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  5. Sursum corda!:

    Las preferencias son, claro, fundamentales. Pero esto no nos deja siempre conformes. A pesar de haber hecho lo que hemos querido, en momentos de reflexión a veces pensamos que nos hemos rodeado de cosas un poco a la ligera y echamos de menos un poco de cabeza a la hora de decidir. Tampoco estoy diciendo que venga nadie a decirnos qué hacer. Hay que aprender en cabeza propia.

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  6. José Luis:

    "a veces pensamos que nos hemos rodeado de cosas un poco a la ligera y echamos de menos un poco de cabeza a la hora de decidir"

    Sí, pero a veces las cosas son tan baratas y la gente tan indecisa...

    De todos modos, subestimamos lo que tenemos. Ahora tenemos comida basura, cosas de "todo a 100". Hace menos de 100 años no había ni comida, ni zapatos, ni servicios que HOY consideraríamos mínimos vitales.

    Es como la falta de cultura o de preparación de nuestros universitarios, que no leen, que no conocen quién era Filóstrato... cosas así. ¡Como si hace 50 años la gente hubiera ido leyendo a Cervantes y a Shakespeare en el metro!

    La comida basura ha venido a reemplazar a la falta de comida en las capas sociales más pobres. Aún así, salen ganando y salimos todos ganando.

    Lo otro, lo de tener demasiadas cosas de poco valor, es cosa de criterio, de falta de criterio o de que es tan poco costoso que ni nos molestamos en escoger.

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  7. También de acuerdo, Sursum corda!

    Si en la entrada y en los comentario me he abstenido de decir que cualquiera tiempo pasado fuera mejor es por que no lo pienso. Todo a 100 y comida basura incluidos, estamos mejor que antaño. A pesar de que me queje de vez en cuando, soy un optimista incurable.

    Saludos.

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  8. Tal y como lo has descrito (que la baja calidad se debe a que los consumidores la demandan por su baratura) no entiendo por que debería "disciplinarse" el consumidor. Que haga lo que le plazca.

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    1. En ningún momento he dicho que el consumidor deba disciplinarse, sino que se requiere disciplina para apreciar la calidad en bastantes contextos.

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