lunes, 12 de marzo de 2012

Narrativas de ayer y hoy



Como continuación de una entrada anterior y como respuesta a algunos comentarios en el Otto Neurath, contesté así a la pretensión de poner las narrativas en el centro del quehacer científico, al parecer como manera de explicar en qué consiste la actividad científica:

Esta cosa de las narrativas es un error profundo en el que no deberías caer. Lo estás haciendo, junto con alguno al que citas, porque no distingues la psicología, sociología o historia de la ciencia (en realidad, de los científicos) de la epistemología.

Las razones o el método sobre cómo hacen sus cosas uno, muchos o todos los científicos en particular es una cosa distinta de cómo y por qué se acaban aceptando unos u otros conocimientos. Se aceptan los que pasan el impepinable método científico, no importa lo narrativos que hayamos estado para convencer (esto importará para la historia de por qué se aceptó o tardó en hacerse más de la cuenta).

El hecho es que los científicos de cualquier ciencia intentan ser lo más rigurosos posible en sus teorías y, por tanto, intentan acercarse a los modelos formales. En muchas ciencias no se podrán acercar mucho y sus teorías (tus narrativas) serán relevantes si no hay otras mejores y llegarán hasta donde lleguen. Te he puesto el caso de la evolución y a pesar de que, contrariamente a darte la razón, te la quita, tú inamovible.

Cuando me pasé hace dos años mi año sabático en Los Ángeles tuve de vecino a un famoso antropólogo (el mayor especialista en primeros contactos con tribus aisladas en el Amazonas). No solo era mi vecino, sino que estaba invitado por el departamento de Economía porque estaba interesado en la metodología de experimentos. Pues bien, en todas las conversaciones y en toda la interacción dentro del departamento quedaba clara la obsesión suya como la de cualquier antropólogo por las definiciones rigurosas de actores y procesos.

Precisamente me decía cómo Jared Diamond, aunque respetado, hacía algo demasiado parecido a una narrativa y demasiado poco riguroso en sus definiciones. Parece que algo ha encontrado, decía, pero que debe ser demostrado con más rigor. Según él es la percepción general entre los antropólogos. Y esa es una de las ciencias con más papeletas para caer en las narrativas.

En Economía tenemos demasiados ejemplos de narrativas funestas como para estar bien vacunados. En psicología dieron lugar a los disparates del psicoanálisis o de las lobotomías.

Afortunadamente, se están erradicando. Excepto en filosofía, donde abundan los ladrones que creen que todos son de su condición.

Si vas a defender las narrativas, asegúrate de que no tienes a todo el quehacer de la buena ciencia en tu contra. Mala, muy mala epistemología.

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