domingo, 20 de mayo de 2012

Así está la cosa (2)


(Continúo la entrada anterior sopesando las posibilidades a partir de ahora. Cuál se seguirá es algo que corresponde a la adivinación.)

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5. ¿Qué cosas pueden pasar? Muchas:

(i) El gobierno se remanga y se pone más serio: sube más los impuestos, bajas más los gastos (con mucha ejemplaridad) y deja de dar dinero a bancos insolventes. Merkel se apiada de nosotros, nos facilita liquidez y nos da unos plazos más flexibles para acabar con el déficit.

(ii) Seguimos contemporizando y nos acaban interviniendo. Bruselas o el FMI nos dan dinero, pero controlando nuestras finanzas. No suele ser buena cosa, tendrán menos contemplaciones y mostrarán menos sensibilidad de la que se podría mostrar desde el gobierno. Por lo demás, la intervención siempre llegará cuando es bastante tarde y casi todo el daño está hecho.

(iii) Salimos del euro y nos damos el gran batacazo. Veremos reducidos inmediatamente los sueldos un mucho por ciento (¿un 20%? ¿un 30%?) "gracias" a la devaluación y a la inflación. Eso sí, después del shock esperamos volver a crecer, que es lo que se suele pasar tras una contracción así.

6. Por si alguien se pregunta cómo funciona eso de no estar en el euro, aquí tiene:

Cuando en un país un sector deja de ser productivo hay dos maneras principales para proceder: (i) Bajan los salarios y los beneficios en ese sector y los recursos (trabajo y capital) se van desviando a los demás sectores. (ii) Se empeñan en mantener salarios y beneficios de los que quedan en el sector.

Lo primero es un ajuste en precios. Lo segundo, por mucho que se intente impedir, producirá un ajuste en cantidad. Se despedirá a mucha gente en ese sector y algunas empresas cerrarán. Los salarios pueden ser mantenidos artificialmente altos por presiones sindicales, subvenciones,... y lo mismo puede ocurrir con los beneficios de las empresas que queden.

El sostenimiento artificial de salarios y beneficios produce un derroche de recursos que afecta al funcionamiento de la economía y de las arcas públicas, en particular si pone dinero de su parte, aunque solo sea en el aumento del gasto por seguro de desempleo. Este deterioro lleva a la devaluación. Con ella bajan todos los salarios y beneficios rápidamente, tanto de los sectores productivos como los improductivos. Con el paso del tiempo, los de los productivos irán subiendo y los de los improductivos se mantendrán. Habremos llegado mediante este rodeo tonto a la situación que habríamos tenido en (i) su hubiéramos permitido un ajuste en precio.

7. Siempre habrá quien diga que hay que subir los salarios para que aumente la demanda y se expanda la economía.... Es el cuento de la lechera, demasiado bonito para ser cierto. Tal cosa nunca ha ocurrido (en términos generales, en términos particulares ha ocurrido más de una vez que el aumento del salario mínimo no ha aumentado el desempleo, o que una empresa vio aumentada su productividad y beneficios subiendo los salarios), antes bien, el aumento de salarios por ley se traduce en menor contratación, cierre de empresas o en todavía más inflación, que es lo que sí se ha observado en el pasado. Si el aumento de salarios no va acompañado de aumento de la productividad todo es ilusión. Parece que ya nos hemos olvidado de las escaladas de salarios y precios que vimos en los comienzos de la transición hasta los pactos de la Moncloa. El mismo argumento se puede hacer (el cuento de la lechera y su refutación) con los beneficios.

8. Siempre habrá quien diga que hay que hacer más gasto púbico. En determinadas circunstancias, puede funcionar, pero no cuando te piden altos intereses para financiarlo. Fuera del euro, además de aumentar impuestos podemos generar inflación, que es otro impuesto más. O podemos pedir prestado, pensando que la inflación abaratará la deuda. Pero los prestamistas no son tontos y demandarán todavía más intereses si prevén esto. Parece que ya nos hemos olvidado de la losa enorme de la deuda hace no tantos años en África o en América Latina. Mucha de esa deuda era deuda odiosa (se daba dinero a un sátrapa, no al país) y había buenos argumentos para pedir su condonación. Ese no será el caso en una democracia.

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Hace tres años en el blog: Sobre el número de gilipollas.
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2 comentarios:

  1. Buen análisis. Pero creo que se debía desdramatizar una posible (no probable) salida del euro, y analizar sin prejuicios algunas consecuencias positivas (potencialmente. Por ejemplo, puede que las ganancias de competitividad, si se acompañan de medidas que favorezcan el funcionamiento eficiente de los mercados, más otras, no sean meramente coyunturales. Es conocido que en el pasado las devaluaciones fueron el inicio de recuperaciones notables. Positivo sería también el tener una política monetaria "al servicio del crecimiento" (el entrecomillado es mío), obviamente con política fiscal a la vez austera, no derrochadora, selectiva con el gasto público. No recuerdo dónde, pero he leido hoy que, según una encuesta, hay un 30 % de gente partidaria de la salida del euro. Yo no, de momento lo veo un gran fracaso, como otros mcuhos...pero quién sabe? Saludos, jrm

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  2. No creo que nadie salga del euro. A todo el mundo le interesa mantener la moneda como un éxito de la Unión Europea. Se llegarán a acuerdos de última hora antes de que esto pase. Todo esto es mi creencia, basada en muchos imponderables y en un par de reflexiones:

    -Para salir del euro hace falta algo de anticipación. No sé si se podrá hacer de la noche a la mañana. Así que habrá unos días de bastante pánico que nadie querrá causar.

    -Salir del euro y devaluar es, en términos económicos, dejar de pagar algunas deudas. No se llamará bancarrota, ni suspensión de pagos ni quita, pero será lo mismo. Lo que se pueda hacer en este sentido con la salida se puede hacer dentro llamando a las cosas por su nombre.

    -Creo que será mejor reconocer el fracaso de no haber previsto una política fiscal común que el reconocer el fracaso del euro. Mejor ir adelante y hacer bien la política fiscal.

    -Si un país sale del euro, la tragedia o el drama dependerá de muchas circunstancias. ¿En qué moneda queda denominada cada deuda pública y privada? Esa es la madre del cordero.

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