martes, 13 de noviembre de 2012

Dos historias de éxito y una de quién sabe

Primera:

David Ricardo, hace ya dos siglos, propone el modelo de la ventaja comparativa para el comercio internacional. En su versión más sencilla el modelo tiene dos países en los que se producen dos bienes, pero cada país tiene una productividad distinta. Dos países, dos bienes, dos tipos de productividad.

Con este modelo se supera la idea de la ventaja absoluta para explicar el comercio. Durante mucho tiempo no teníamos datos empíricos para comprobar que el modelo fuera cierto. A lo largo del siglo 20, en cuanto los gobiernos empezaron a tener institutos de estadística y a recoger datos (siguiendo las indicaciones de los economistas académicos), se pudo poner el modelo a prueba. Aunque al principio se parecía validar el modelo, resulta que los siguientes datos parecían dar la razón al modelo de ventaja absoluta. ¿Qué hacer? ¿Desechar el modelo o mejorarlo?

Llegó Krugman y se le ocurrió mejorarlo, introduciendo la competencia monopolística y mostrando que los datos se explican con el modelo de ventaja comparativa más este tipo de competencia. (Básicamente indica preferencia por la variedad y que las marcas tienen cierto poder sobre el precio que ponen aunque compitan con otras marcas.)

Segunda:

En los años 50, Becker propone un modelo para analizar los efectos económicos de la discriminación (por raza, sexo,...). La versión más simplificada de su modelo tiene dos tipos de trabajadores (A y B) y en cada tipo los hay más o menos productivos, pero sin que ser A o B interfiera en nada para su productividad. Esto abrió una línea de investigación en economía de la discriminación fructífera que pudo estudiar los efectos de la discriminación basada en preferencias por discriminar, en discriminación estadística y varias otras posibilidades, cada una con consecuencias distintas y sugiriendo políticas distintas para luchar contra ella.


En los 90 se pudieron empezar a contrastar los modelos con los datos obtenidos con los experimentos naturales ocurridos (en algunos estados de los EEUU se llevaron a cabo algunas políticas, en otros no, en algunos empezaron o acabaron antes, ...) y se pudo avanzar mucho en la comprensión de qué tipo de discriminación es la que prevalece y qué políticas son más efectivas. Entre los que trabajaron sobre esto están Leonard, Oaxaca y Roemer. En este blog se detalla parte de esta historia en las entradas etiquetadas como "Economía de la Discriminación" (poned estas palabras en el buscador del blog y aparecerán todas). Tenemos economistas desde la escuela de Chicago (Becker) a la escuela marxista analítica (Roemer) usando los mismos principios económicos de la teoría económica moderna para avanzar nuestro conocimiento sobre el tema.

Son dos historias de éxito, a pesar de la lentitud (así es la ciencia) y a pesar de haber nacido de un modelo con un nivel de simplificación del que alguien no familiarizado con la modelización económica fácilmente se podría burlar. En ambos casos tenemos dos conjuntos, con dos tipos de elementos en cada conjunto. En el primer caso, dos países con dos bienes producidos en ambos, pero con diferente productividad. En el segundo caso, dos conjuntos de trabajadores, cada uno con un subconjunto de trabajadores de distinta productividad.

Quién sabe:

Todo esto viene a cuento de un modelo que ha aparecido recientemente en Nada es Gratis para hablar de las consecuencias económicas (y solo económicas) de una hipotética independencia catalana realizada de manera amigable. En ese modelo hay dos conjuntos (Catalunya y España) con dos tipos de habitantes en cada uno de ellos (unas más ricos y otros más pobres). Es un avance sobre los discursos que uno lee en al prensa donde cada parte es un conjunto homogéneo. Es muy pronto para saber si ese modelo consigue desarrollar una buena línea de investigación, pero la idea no es, en principio, ridícula. Por eso animaría a sus autores a avanzar un poco más.
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Hace tres años en el blog: El Rey Carmesí.
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2 comentarios:

  1. He de leerlo con más detalle, pero por dar una primera impresión, no sé si al hablar de una independencia realizada de manera "amigable" te refieres a que no habría ruptura con la zona euro, ni por tanto otra moneda, etc. Porque si no es así, el efecto negativo más importante (o uno de los más importantes) sería ese, el de la ruptura, del que ya se ha habaldo mucho (en ese caso tendría que haber nueva moneda, banco central para la política monetaria, devaluación importante de esa moneda respecto al euro dada la deuda y otras cosas..). Saludos.

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    1. Amigable es todo eso y más. De hecho, en el modelo solo se investigan los cambios implicados por las nuevas distribuciones de la renta dejando la vieja estructura de impuestos.

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