miércoles, 30 de diciembre de 2015

O se entienden los errores o no se entiende nada


En un mundo imperfecto se cometen errores de entre los que destacan el error tipo I y el error tipo II. Condenar a un inocente sería un error tipo I, mientras que dejar libre a un culpable lo sería del tipo II. Es posible reducir ambos errores dedicando más recursos a la justicia u organizándola de manera más eficiente, pero dados unos recursos y una manera de hacer las cosas habrá que llegar a un compromiso social sobre cuánto tolerar en los errores. En particular, si quisiéramos disminuir la probabilidad de error tipo I aumentaríamos la de error tipo II. La única forma de que no condenar nunca a ningún inocente es no condenar nunca a nadie. Es decir, para incurrir en un 0% de error tipo I debemos aceptar un error tipo II con total seguridad. Al contrario ocurre lo mismo; para no dejar libre a ningún culpable deberemos condenar a todo el mundo. Es lo que motivó a Arnaldo Amalric cuando dijo aquello de "¡matadlos a todos, que dios reconocerá a los suyos!". Esto tiene consecuencias de las que debemos ser conscientes. Veamos algunas.

Existen expresiones idiomáticas que, en un alarde de progreso, queremos eliminar por ser políticamente incorrectas. Al hacerlo nos saldrán errores tipo I y tipo II por doquier. Claramente queremos eliminar (ya lo hemos hecho) expresiones como "judiada" en sentido de "acción deshonesta". Pero ¿qué criterio seguimos para lo políticamente correcto? Cualquier criterio corregirá en exceso algunas veces y dejará de hacer algunas correcciones que quisiéramos. Los defensores a ultranza de la corrección política señalarán esos casos que quedan por corregir para ser más estrictos en los criterios, mientras que sus más acérrimos detractores señalarán los excesos para que los criterios sean más laxos. Ambos se fijan en un solo error, ninguno tendrá toda la razón. La corrección política resultante será el resultado de un tira y afloja entre todos, los acérrimos de cada lado y los más moderados. El equilibrio será un punto entre un extremo y otro, que no tiene por qué ser equidistante. Valga esto para señalar que los acérrimos equidistantes y anti-equidistantes pecan del mismo problema con sus errores sobre cuándo aceptar y cuándo no las equidistancias.

Resultado de imagen de type i error type ii error

¿Queremos limitar la tenencia de armas? Cualquier ley fácilmente permitirá alguna especialmente peligrosa a la vez que prohíbe alguna que no lo es. Incidir en uno de los errores para señalar que la ley es mala porque se pasa o porque no llega revela que quien critica no es consciente de las consecuencias advertidas en el primer párrafo.

Nos pasará lo mismo cuando querramos evitar la discriminación de algún grupo. Cualquier cosa que hagamos tendrá sus dos errores. El que la discriminación positiva o política de cuotas tenga errores de tipo II, porque a veces ponga a una mujer en un puesto para el que no está cualificada, no es un argumento en contra de esta política. El argumento debe ser una ponderación de cuántas mujeres cualificadas logran un puesto que de otra manera no lograrían, de cuántas dejan de lograrlo y de cuántas lo logran sin estar cualificadas. Y todo esto, por supuesto, debe ser comparado con maneras alternativas de evitar la discriminación. ¿Vemos que el debate se encauce por estos términos? Muy raramente.

La lista de ejemplos es inacabable. Consideremos las políticas sobre igualdad, libertad, seguridad, eficiencia,... Todas, absolutamente todas, tendrán sus dos errores. En todas, absolutamente en todas, escucharemos a lumbreras que solo se fijan en uno de ellos, que llenarán de calificativos absurdos a los que honestamente intentan buscar las políticas mejores y más adecuadas a las preferencias de la ciudadanía, y que harán difícil la evaluación ponderada. Es que es muy, muy fácil, fijarse en un error y arrogarse superioridad moral por ello y muy, muy difícil, ponderar las distintas imperfecciones de la vida, por más que esto último sea lo que de verdad nos hace seres morales.

Entiendo que en esta vida uno no siempre puede ni debe ni quiere ser ecuánime. Cuando las cosas están demasiado escoradas hacia uno de los errores habrá que ponerse sin duda a intentar evitarlo; pero eso no debe confundirnos ni desviarnos del análisis completo. Al final también habrá que ponderar también el otro tipo de error.

domingo, 27 de diciembre de 2015

La política de agua gratis en Sudáfrica (2)

Esta es la segunda parte de la versión en español de mi artículo de noviembre en Mapping Ignorance. Debe leerse la primera parte para entender esta.


Northcliff water tower, Johannesburg (South Africa)

Tras el apartheid el agua era un tema tan sensible que el derecho a una asignación mínima se incluyó en la constitución tras las elecciones de 1994. Como resultado, la llamada Free Basic Water Policy se introdujo en 2001. Según esta ley, cada casa tiene derecho a 6 kilolitros de agua gratis al mes, independientemente del tamaño o renta del hogar.

Szabó (2015) [1] recoge siete años de lectura de datos mensuales para cada hogar en un suburbio particularmente pobre en Tshwane (99% de población negra, con una renta mensual por hogar equivalente a 500 dólares americanos), el área metropolitana alrededor de Pretoria. En este suburbio alrededor del 11% de los 60.000 hogares tienen agua corriente, pero no saneamiento, y el 30% no consume más del mínimo recomendado de 6 kilolitros al mes. Los datos contienen abundantes variaciones de precios en 20 tipos de facturación, un hecho que permite a la autora identificar los parámetros de la demanda y realizar un análisis contra-factual sin la política de agua gratis. Los 20 tipos de tarifas incluyen una política experimental en la cual, en un esfuerzo por reducir costes, el Departamento de Agua de Tshwane introdujo una política de precios por la cual se eliminó la asignación gratuita a cambio de descuentos en el precio para las familias más pobres. Los datos sobre consumo de agua se complementan con una encuesta a 1000 hogares llevada a cabo en diciembre de 2010 y que recoge información sobre el uso del agua y datos sobre la demografía y el ingreso de cada familia. Finalmente, la empresa proveedora de agua asigna un precio contable al agua gratis, tal y como requiere la ley para poder recibir el subsidio. Estos precios se pueden usar para formular el escenario contra-factual en el que se elimina la asignación gratuita de agua.

Debido a la compleja estructura de las tarifas, los métodos de regresión ofrecen resultados sesgados. Por esta razón Szabó usa un enfoque de estimación estructural. En particular, la autora extiende el modelo de demanda de Burtless y Hausman (1978) [2], que le permite recuperar los efectos marginales a nivel de hogar y estimar las elasticidades respecto a los precios (básicamente, la reacción de la demanda de los hogares antes cambios en las variables relevantes), tras resolver varios problemas econométricos.

La autora ofrece dos resultados principales. Primero, analiza el escenario contra-factual reemplazando el precio cero con el precio positivo contable que refleja los costes, y encuentra que el consumo de los hogares cambia muy poco con los precios positivos. Este resultado va de la mano de la teoría descrita en la Figura 1: si la asignación de agua gratis es una cantidad pequeña, la mayoría de las familias realizará un consumo superior, pero sin variar la cantidad total.

Figura 1

En segundo lugar Szabó investiga si el sistema de precios de Tshwane se puede mejorar. Para dar sentido a lo que significa una mejora, la autora asume que un planificador social maximiza el bienestar total sujeto a algunas restricciones, como que la empresa proveedora del agua no tenga pérdidas y, en una extensión de su modelo, que se tengan en cuenta restricciones de capacidad y de ingresos. La diferencia con una versión más general es que la maximización está restringida al conjunto de familias del estudio, no a la población total, incluyendo a aquellos que se beneficiarían de los mayores ingresos de la empresa que provee el agua. Szabó encuentra que, con estas restricciones, la tarifa óptima contiene precios positivos que crecen gradualmente con el consumo sin incluir una parte gratis. Esta tarifa correspondería a la obtenida si el subsidio actual del gobierno se distribuyera de manera más homogénea entre las distintas unidades de la parte baja del consumo. La tarifa óptima aumenta sensiblemente el bienestar (el equivalente a aumentar un 3,5% el ingreso mensual medio) a la vez que se reduce el porcentaje de consumidores con un bajo consumo de agua. Todo indica que el incremento en el consumo se debe a que muchas familias restringen su consumo para mantenerlo dentro de la asignación gratuita y no tener que pagar los altos precios a partir del mínimo.

Referencias

1. Szabó, A. 2015. The Value of Free Water: Analyzing South Africa’s Free Basic Water Policy. Econometrica, 83(5), 1913–1961.

2. Burtless, G., y Hausman, J. A. 1978. The Effect of Taxation on Labor Supply: Evaluating the Gary Negative Income Tax Experiment. Journal of Political Economy, 86(6), 1103–1130.

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Hace cinco años en el blog: Esos crueles mercados.
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miércoles, 23 de diciembre de 2015

La política de agua gratis en Sudáfrica (1)

Esta es la primera parte de la versión en español de mi artículo de noviembre en Mapping Ignorance.

Figura 1

Un análisis estándar de oferta y demanda muestra que los mercados competitivos producirán bienes hasta el punto en que los costes percibidos por los productores igualen los beneficios percibidos por los consumidores. Cuando ambos, productores y consumidores, internalizan todos los costes y beneficios, el resultado es eficiente en el sentido de que el mercado no dilapida recursos. Una característica adicional de los mercados competitivos es que todos los compradores pagan el mismo precio por el bien o servicio en cuestión. Esta es una característica del mercado, pero no es necesaria para la eficiencia. Mientras el precio que se paga por la última unidad refleje el conste real del bien no se estará causando ninguna ineficiencia, puesto que el número de unidades compradas será el mismo. Por supuesto, si las primeras unidades se pagan a un precio menor, el comprador estará mejor a costa del vendedor. Pero esto es un problema de distribución, no de eficiencia.

Todo esto se puede ver en la Figura 1. La oferta y la demanda se cortan en la cantidad 6 y el precio de 4€. En un mercado estándar (línea azul) los consumidores pagarán 4€ por un total de 6 unidades (un total de 24€). Sin embargo, otro esquema de precios es posible: los consumidores podrían pagar 2€ por las 3 primeras unidades (línea roja) y luego 4€ por las 3 siguientes, haciendo un total de 18€. En ambos mecanismos los consumidores quieren 6 unidades. Más allá de esas 6 la oferta queda por encima de la demanda, lo que significa que los oferentes solo aceptarían un precio mayor que el que los compradores están dispuestos a pagar. Ambos mecanismos son igualmente eficientes, pero el segundo es más beneficioso para el consumidor.

Típicamente, el análisis económico sugiere que las redistribuciones de renta son mejores que las redistribuciones en especie. La razón es simple: si por alguna razón se quiere dar a una familia una cantidad del bien X por valor de 100€, por el mismo precio se le podrían dar los 100€ directamente. La familia puede comprar la cantidad del bien X que le queríamos dar, y si usa el dinero para comprar otra cosa, esto indicaría que esa otra cosa es más valiosa para ella. Con el mismo coste se estaría ayudando más.

El argumento del comienzo de este artículo es, sin embargo, la base para una clase especial de redistribuciones. Algunas veces el gobierno decide que un bien en particular es un bien meritorio, i.e., un bien que todo el mundo debe consumir independientemente de su situación económica. La educación y la salud son ejemplos de ello. Que un bien deba ser considerado meritorio o no es una decisión política. El análisis económico sirve para analizar las consecuencias de usar un mecanismo específico en la asignación de los bienes meritorios. En el caso de la garantía de acceso al agua, una cuestión es, tal como se indicaba antes, si el agua gratis es una mejor forma de garantía que una dotación monetaria para comprarla. Puede haber razones por las que el agua gratis es una mejor opción: el consumidor no conoce bien la necesidad de disponer de agua potable (por ejemplo, el padre de la familia no es consciente del trabajo necesario para recogerla, y que es realizado por la madre, y podría gastarse el dinero de la transferencia en otra cosa), el gobierno puede no tener un censo de los individuos y familias que tienen necesidad de acceso al agua, o simplemente no hay un mercado de agua que responda eficientemente a los incrementos de demanda. Otra cuestión es acerca de si el mecanismo funciona como se desea.

Andrea Szabó estudian precisamente esto. En su trabajo, Szabó (2015) [1], analiza la política de agua gratis en Sudáfrica (South Africa’s Free Basic Water Policy) de acuerdo con la cual los hogares reciben una asignación gratis de agua equivalente al mínimo recomendado por la Organización Mundial de la Salud. En términos de niestro ejemplo de la Figura 1, esto significa que ningún consumidor paga nada por las primeras unidades (el mínimo recomendado) y que el resto se pagan al precio de mercado.

Referencias

1. Szabó, A. 2015. The Value of Free Water: Analyzing South Africa’s Free Basic Water Policy. Econometrica, 83(5), 1913–1961.

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Hace cinco años en el blog: El día del escepticismo.
Y también: La ley Sinde.
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sábado, 19 de diciembre de 2015

¿Y qué pasa con los catalanes?

Munchkin Piggy Problems - Offer You Can't Refuse by joshualore

Tras las elecciones al parlament y la declaración del inicio del proceso hacia la independencia (whatever it means) dije que no me creía que JxS y la CUP fueran tan tontos de haber hecho eso sin tener pactada la investidura. Aquí.

Los hechos han mostrado que me equivocaba y que, efectivamente han sido tan tontos. Hasta hace unas semanas el desacuerdo podía entenderse como teatro para que, en el acuerdo final, ambas partes pudieran clamar victoria. Llegar a las generales sin el acuerdo es un grave contratiempo para el procés. La desunión no puede provocar sino una disminución del ímpetu independentista, por lo menos a corto plazo. Esto agravará el hecho de que en las generales el porcentaje de voto nacionalista disminuye. Para remate, la CUP no se presenta en las generales, así que el conjunto de apoyos al procés se verá claramente disminuido tras las elecciones de mañana. Por supuesto, esto no cambiará la composición actual del parlament catalán, pero hará que socialmente sea más difícil de realizar cualquier atisbo de desconexión que no sea simbólico.

Lo único que le queda a JxS es realizar la última oferta de investidura a la CUP en el último momento para que el rechazo implique nuevas elecciones catalanas, de manera que CUP tenga que aceptar para no ser vistos como los causantes del fracaso y ser penalizados en esas nuevas elecciones. Es arriesgado, porque la CUP tiene cierta fama de impredecible y de no importarle tanto la representación institucional como para renunciar a algunos de sus principios.

Me pregunto cuántos independentistas de Convergència van a seguir apoyando una independencia que deja a Catalunya en manos de grupos políticos como la CUP.

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Hace tres años en el blog: Cómo ser marxista en 12 lecciones.
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sábado, 12 de diciembre de 2015

A quién votar (4)



Voy a votar a XXX porque (elige tu preferida):
  • Sus propuestas me parecen mejores y creo que tiene posibilidades de ganar.
  • Sus propuestas me parecen mejores. No creo que vaya a ganar, pero sí a influir en quien gane.
  • Sus propuestas me parecen mejores. No creo que vaya a ganar ni a influir en quien gane, pero quiero que vaya teniendo apoyos para subir en el futuro.
  • Sus propuestas no son las mejores, pero es el único que tiene posibilidades de ganar al otro que me gusta todavía menos y que podría gobernar.
  • Sus propuestas no son las mejores, pero es el único que podría influir en quien va a gobernar en la dirección que me parece mejor.
  • Sus propuesta no son las mejores (o, incluso, son muy malas), pero hará de Pepito Grillo e influirá en los que gobiernen.
  • Sus propuesta no son las mejores (o, incluso, son muy malas), pero meterá miedo en los que gobiernen, que moderarán sus políticas en el sentido que creo serán mejores.
  • Sus propuestas no son las mejores (o, incluso, son muy malas), pero hará que el partido que más me gusta cambie su directiva y su manera interna de funcionar por otra que será mejor en el futuro.
  • Sus propuestas son las mejores en A y las peores en B, pero creo que solo tendrá posibilidades de influir en las de A.
Se entiende que cada razón prevalece porque importa más que los costes en que se incurre. Por ejemplo, si se elige dar una lección a tu partido preferido para que se renueve votando a otros, implícitamente se está asumiendo que esta renovación importa más que evitar que gobierne el que no me gusta.

Cada uno es libre de votar a XXX por las razones que crea oportuno. Lo que pasa es que, siendo tantas estas razones, es difícil coordinar el voto con otros que piensen como uno para tirar en la misma dirección. Por ejemplo: Anxo y Maite tienen el mismo orden de preferencias por los partidos (están de acuerdo quién es el mejor, el segundo más preferido, el tercero,...), pero pueden acabar votando cada uno a un partido distinto porque se dejan llevar por distintas razones estratégicas. Si pudieran coordinarse en la estrategia, seguramente tendrían más eficacia que si votan de manera descoordinada. Así pues, la razón estratégica sobre a quien votar debe incluir el análisis de cuánta gente me sigue. Es posible que yo prefiera mi razón estratégica H, pero que, como nadie más la usa, estaré mejor siguiendo la razón estratégica K, que sigue más gente y será por eso más efectiva a pesar de que yo creo que si todos siguieran la K sería todavía mejor.

En fin, que it is very difficult todo esto, como dijo alguno. Y cuando todo es tan complicado, la cosa seguramente acabe entre un par de opciones sencillas. Lo que estamos viendo estos días en los medios es que casi todo se mueve en qué distancia habrá entre PSOE y C's. Se darán apoyos al PSOE y se quitarán a C's y Pod entre los que quieran que el PSOE se distancie de C's y se acerque al PP (y posibilitar, aunque sea difícil, un gobierno alternativo al PP) y se hará lo contrario entre los que quieran que el PSOE no se acerque al PP para que gobierne. Luego están los que quieran votar estratégicamente por otras razones, pero no parecen bien coordinados, me temo. (Véase que nada digo de los que votan sinceramente.) El hecho de que esta lucha sea la que prevalezca en la campaña es una consecuencia directa de lo que analicé hace un par de entradas los únicos equilibrios posibles a no ser que la votación dé un resultado muy distinto de los sondeos.

Te puede interesar:
A quién votar.
A quién votar (2).
A quién votar (3).

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Hace tres años en el blog: Ciencia, pseudociencia y periodismo. El vídeo.
Hace cinco años en el blog: El español, ¿oficial en Europa?
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martes, 8 de diciembre de 2015

Quién debería gobernar tras las elecciones


En la entrada anterior examiné los equilibrios posibles para formar gobierno según las estimaciones medianas de escaños y según la regla de aprobación por mayoría simple. En la entrada de hoy examinaré cuál sería la primera opción de gobierno según otras reglas de votación, pero no buscaré el equilibrio estratégico, sino el resultado de una declaración sincera de preferencias. Lo hago así por dos razones: (i) el cálculo estratégico me llevaría un rato largo y (ii) me interesa más contrastar el equilibrio según la regla realmente usada con la agregación de preferencias que resulta de esa y de otras reglas, todas usadas sinceramente. De esta manera podemos ver cómo de bien el uso de la regla actual refleja distintas maneras de agregar preferencias. Como en la entrada anterior, los datos son las medianas de escaños según el análisis de Kiko Llaneras (PP: 116, PSOE: 83, C's: 67, Pod.: 41).

1. Mayoría simple: Gana el PP

2. Mayoría a dos vueltas: Gana el PP o el PSOE, según se decante C's por uno y otro.

3. Ganador de Condorcet: Existe, y es C's:

Se emparejan los partidos. Si un partido gana en todos sus emparejamientos, será el ganador de Condorcet (si no hay ganador de Condorcet, otras reglas cuentan cuántos emparejamientos gana cada uno, como en las ligas de fútbol o baloncesto).

Entre PSOE y C's, gana C's (votos de PP+C's frente a PSOE +Pod).
Entre PP y C's gana C's (votos de PSOE+C's+Pod frente a PP) (ganaría PP si Pod prefiere a PP antes que a C's)
Entre Pod y C's gana C's (votos de PP+PSOE+C's frente a Pod).

4. Cuenta de pares ganadores: (Solo si Pod prefiere a PP antes que a C's), gana PP o empate entre PP, PSOE y C's:

Si Pod prefiere a PP antes que a C's podría no haber ganador de Condorcet. En ese caso aplicaríamos el método de contar pares ganadores:

PP vs C's: gana PP (votos de PP+Pod frente a los de PSOE+C's).
PP vs PSOE: gana PP o PSOE según C's de decante por uno u otro.
PP vs Pod: gana PP
PSOE vs C's: gana C's
PSOE vs Pod: gana PSOE
C's vs Pod: gana C's

Resultado: PP podría ser el ganador de Condorcet si C's prefiere PP a PSOE. En caso contrario, habría un triple empate entre PP, PSOE y C's.

5. Voto por eliminación: gana PP o PSOE según se decante C's:

En cada ronda se elimina el menos votado. Gana el que sobrevive. En primera ronda se elimina Pod (el que tiene menos votos), en segunda ronda se elimina C's (Pod votaría a PSOE y C's sería el menos votado) y en tercera ronda se eliminaría PSOE o PP según a quién vote C's.

6. Cuenta de Borda: PP, PSOE o C's:

Hay 4 alternativas. Cada votante otorga 3 puntos a su preferido, 2 al siguiente, 1 al siguiente y 0 al último. El PP sumaría 3x116 + 0x83 + 2x67 + 0x41 = 582. El PSOE: 1x116 + 3x83 + 1x67 + 2x41 = 514. C's: 2x116 + 1x83 + 3x65 + 1x41 = 551. Pod: 0x116 + 2x83 + 0x47 + 3x41 = 207.

Ganaría el PP si C's lo tiene en segunda posición y PSOE tiene a C's como tercera. Si C's tuviera al PSOE en como segunda preferencia y el PSOE a C's como tercera, ganaría el PSOE con 581 frente a 551 de C's y 515 de PP. Si PSOE tuviera a C's como segunda opción, ganaría C's no importa a quién tuviera C's de segunda.

7. Votación por veto: gana C's:

En cada ronda se vota al menos preferido y el que tenga menos votos se elimina. Quien sobreviva, gana. En primera ronda PP y C's vetarían a Pod, PSOE y Pod vetarían a PP: se eliminaría Pod. En segunda ronda PP y C's vetarían a PSOE, PSOE y Pod vetarían a PP: se eliminaría PSOE. En tercera ronda PSOE, C's y Pod vetarían al PP. Ganaría C's.

Si C's prefiere a PSOE en segunda opción tendríamos: En primera ronda se elimina Pod, en segunda se elimina PP y en tercera se elimina PSOE. Ganaría también C's.

Escenario alternativo:

Si en lugar de ponderar por el número de escaños lo hacemos por el porcentaje de voto popular, todo quedaría igual excepto la regla de Borda. Según ella, ganaría C's a no ser que PSOE fuera la 2ª opción de C's y C's fuera la tercera opción de PSOE. En ese caso ganaría el PSOE.

Resumen:

Mayoría simple: PP.
A dos vueltas: PP o PSOE (depende de C's).
Ganador de Condorcet: C's.
Eliminación: PP o PSOE (depende de C's).
Borda: PP, PSOE o C's (depende de a quién tienen PSOE y C's como segunda opción) si ponderamos por escaños. C's o PSOE si ponderamos por voto popular.
Voto por veto: C's.

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Hace cinco años en el blog: Doña Virtudes y la Inmaculada Concepción.
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domingo, 6 de diciembre de 2015

Quién gobernará tras las elecciones


Según las medias de sondeos de Kiko Llaneras, el valor mediano de las estimaciones de escaños para los cuatro partidos con más escaños según los sondeos es:

PP       116
PSOE   83
C’s       67
POD     41

Según las preferencias de coaliciones del barómetro del CIS de julio de 2015 (ver la figura de arriba), podemos ordenar las afinidades de cada partido por los demás de la manera siguiente:

PP
PSOE
C’s
POD
C’s
POD/C’s
PP/PSOE
PSOE
PSOE
C’s/POD
PSOE/PP
C’s/PP
POD
PP
POD
PP/C’s

La primera columna dice: el PP se prefiere primero a sí mismo, luego a C’s, después a PSOE y, finalmente, a POD.

La segunda columna es más complicada, porque las preferencias de los simpatizantes del PSOE están dividas entre POD y C’s, con ligera ventaja para POD en el barómetro del CIS. Así que la columna señala las dos posibilidades. Las demás columnas se leen de manera semejante.

Veamos qué estrategias de votaciones para la investidura son estables. Examinaré solo los casos más probables. Para ello asumiré un par de cosas: (i) Si dos partidos se ponen de acuerdo y tienen la mayoría entre estos cuatro (porque algún otro se abstenga, por ejemplo), no tendrán problemas con los partidos minoritarios. (ii) Los partidos prefieren que haya un gobierno antes que forzar elecciones, excepto si el gobierno es del partido menos preferido (en caso de POD, de los dos menos preferidos).

Caso 1: Todos se votan a sí mismos y en contra de los demás.

Este perfil de estrategias implica nuevas elecciones y es inestable. C’s preferiría cambiar y votar al PP (o PSOE, en caso de que haya ganado simpatías desde julio) y conseguir un resultado mejor que nuevas elecciones, mientras que POD preferiría votar al PSOE por lo mismo.

Caso 2:  Todos se votan a sí mismos y en contra de los demás, excepto C’s, que vota a PP (o PSOE en caso de haber ganado simpatías).

Esta situación es estable. Ningún partido puede mejorar el resultado si cambia su estrategia y C’s, que es quien cede, perdería según sus preferencias.

Caso 3: Todos se votan a sí mismos y en contra de los demás, excepto POD, que vota al PSOE.

Esta situación no es estable si C’s prefiere al PP, pero es estable si prefiere al PSOE.

Caso 4: Todos se votan a sí mismos y en contra de los demás, excepto PSOE, que vota a C’s.

Esta situación es estable. Será difícil a no ser que C’s se acerque mucho al PSOE.

Caso 5:  Todos se votan a sí mismos y en contra de los demás, excepto PP, que vota a C’s. 

Esta situación es estable, pero todavía más difícil que la anterior.

Caso 6: Todos se votan a sí mismos y en contra de los demás, excepto PSOE, que vota a POD.

Esta situación es inestable: C’s ganaría votando al PP.

Resumen: Gobierno del PP con apoyo de C’s o gobierno del PSOE con apoyo de C’s o con apoyo de POD (y abstención de C’s). Si no yerran mucho las encuestas, no hay más. Es prácticamente imposible que C’s no apoye activamente a PP o pasivamente a PSOE. La pelea de aquí a las elecciones está entre el PSOE y C’s por ver cómo queda la ventaja que le saque el PSOE a C’s (que además le acercará al PP). PP y POD tienen poco margen de mejora.

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Hace tres años en el blog: ¿Qué entendemos por sanidad pública?
Hace cinco años en el blog: Xabier Lete.
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jueves, 3 de diciembre de 2015

Matar una discusión (4). Mi postura es como los derechos humanos.


Hace unas pocas semanas tuve una discusión sobre cómo abordar el tema de los copagos. No es un tema que me parezca urgente (el sistema de salud es de lo que mejor funciona en España), pero sí es un tema que me parece que ayuda a exponer de una manera didáctica algunos prejuicios. En su día hablé de esto con detalle, hoy querría hacer hincapié en un argumento muy peculiar que salió en la discusión. Fue así:
-Yo: El copago puede liberar recursos para atender a los más enfermos. Ya sabes a priori que no compensa? Yo, no.
-Interlocutor: eliminar las elecciones puede liberar recursos para atender a los más enfermos. Ya sabes a priori que no compensa? 
-Yo: Ya te he dicho que no lo sé. Por eso insisto en que discutir así carece de sentido. 
-Interlocutor: yo habría respondido "jamás me plantearía eliminar las elecciones para ahorrar" :( 
-Yo: Porque sabes que hay más consecuencias que el dinero que se ahorra con la organización de elecciones.
-Interlocutor: no lo sé, lo "intuyo" (según usted). 
-Yo: Creo que sabes lo suficiente sobre cómo son gobernados los países con y sin elecciones democráticas.
Este es un tipo de razonamientos que encuentro de vez en cuando. Para justificar una postura apriorística sobre un tema, se pone al nivel de los derechos humanos o de cualquier otra posición moral completamente aceptada y que, por tanto, ya no se debate. La discusión fácilmente muere con estas apelaciones a lo sagrado. Por una parte, quien la hace, a su entender se arropa de una alta moralidad, y será muy difícil que acepte que ese no es el caso. Por la otra parte se requerirá una laboriosa argumentación para (i) mostrar que el caso que nos ocupa no tiene el nivel de derecho humano ya discutido y decidido en un sentido y (ii) que incluso los derechos humanos son susceptibles de un análisis coste-beneficio en los que el derecho sale muy airoso.

Voy a detenerme en el punto (ii) anterior. Sospecho que la renuencia a hacer un análisis coste-beneficio de los derechos humanos se debe a que se piensa que no debería importar cómo sale ese análisis. Por costoso que sea, queremos el derecho. Quien así piensa no se da cuenta que si a pesar de todos los costes, lo preferimos es porque le vemos muchísimas más ventajas. Y si no tuviera esas ventajas, seguramente sería porque en ese caso no seríamos seres humanos. Por ejemplo, ocurre que estamos dispuestos a renunciar a muchas ventajas materiales a condición de ser libres. Una sociedad en la que los individuos renuncian a la libertad en pos de esa eficiencia material sería una sociedad de hormigas o una sociedad como los Borg de Star Trek, no una de seres humanos. No le tengo miedo al análisis coste-beneficio, me ayuda a aclarar por qué quiero las cosas y me ayuda a apreciarlas mejor.

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Hace tres años en el blog: El Homo oeconomicus.
Hace cinco años en el blog: El acoso a la deuda española.
Y también: ¿Cambiamos sobres?
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