lunes, 8 de enero de 2018

Usar los mercados para ayudar a los pobres (2)

Esta es la segunda parte de la versión en español de mi artículo de diciembre en Mapping Ignorance. Debe leerse la primera parte para entender esta.



Para resolver las ineficiencias descritas anteriormente, Feeding America juntó un comité para rediseñar el sistema. En el grupo había ocho directores de directores de bancos, tres miembros de Feeding America y cuatro profesores de la Universidad de Chicago. Después de discusiones y posiciones iniciales reacias, el comité sugirió, y Feeding America adoptó, lo que se llamó el Sistema de Elección, un mecanismo basado en el mercado donde los bancos pujan por cargamentos de comida dos veces al día después de que su contenido se haya publicado. A continuación se describen los detalles.

Feeding America y, en general, toda la gente involucrada estaba preocupada de las desigualdades entre bancos que un mecanismo de mercado pudiera generar, puesto que unos están localizados en áreas más ricas que otros y pueden recolectar dinero más fácilmente. Después de todo, estas personas estaban corrigiendo desigualdades en una sociedad capitalista. Para evitar esto, el sistema usa su propia moneda, llamada “participaciones” (shares), que solo puede usarse para comprar comida de Feeding America, quien emite la moneda ficticia en forma de un número en una cuenta para cada banco. Esta medida asegura que todos los bancos tienen las mismas participaciones por pobre.

El comité mostró también una gran preocupación por que los bancos más grandes pudieran beneficiarse del sistema de manera desproporcionada. Las pujas se diseñaron del tipo “sobre cerrado”, de manera que no requiriera gastar tiempo en realizar sucesivas pujas, como ocurre en diseños alternativos, como la subasta ascendente, lo que hubiera perjudicado a los bancos pequeños con poco personal. Además, se permitió a los bancos pedir prestadas participaciones (con ciertas condiciones y límites, para evitar que se acumulen deudas) para asegurar que pudieran pujar en cualquier subasta si lo deseaban. Finalmente, se permitió también a los bancos el juntarse para pujar por los cargamentos, lo que ayudó a los bancos pequeños que solo podían acceder a una fracción de una donación.

La subasta a sobre cerrado también sirve al propósito de no hacer esperar demasiado a los donantes, puesto que así todos los bancos participan simultáneamente, en lugar de hacerlo de manera sucesiva. Otra medida encaminada en esta dirección es que a los bancos se les permite hacer pujas negativas, lo que significa que las donaciones menos deseables fueran también recogidas rápidamente. A los bancos incluso se les permite vender parte de los bienes que les llegan de los donantes locales.

La manera en que los bancos respondieron al nuevo mecanismo permite a Prendergast (2017) señalar el éxito del Sistema de Elección. Una de las primeras observaciones es la gran disparidad de precios que se obtienen en las subastas para las diferentes clases de alimentos (y de algunos otros bienes que también son objeto de donación, como algunos productos de limpieza o platos y cubiertos desechables). Una libra de los bienes más demandados (cereales, pañales, pasta o carne preparada) puede llegar a alcanzar un precio 40 veces más alto que una libra de los productos menos deseados (hortalizas, bebidas y lácteos). Esto refleja el valor marginal de los productos según reflejan los bancos después de haber recibido sus donaciones locales. De esta manera los bancos en las áreas pobres pueden concentrar sus pujas en los cargamentos más baratos y obtener muchas más libras de alimentos. La gran diferencia observada entre lo que los bancos obtenían con el viejo sistema y lo que obtienen con el nuevo es una medida del éxito del Sistema de Elección. El hecho de que los bancos más pequeños y pobres usen créditos de Feeding America y que realicen pujas conjuntas son otras muestras del buen diseño del programa. Finalmente, los bancos en áreas ricas no suelen hacer uso de todas sus participaciones, e incluso ponen parte de sus stocks a la venta dentro del sistema, lo que permite que los bancos pobres tengan más de todo aun cuando tengan relativamente más de los bienes baratos.

Los directores de los bancos pobres, inicialmente más reacios al nuevo sistema, acabaron siendo los más entusiastas defensores del Sistema de Elección.

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